Dieta mediterránea

La Dieta Mediterránea: una filosofía de vida.

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Ya puedes escuchar el audio aquí:

Son muchas décadas ya desde que el mundo de la nutrición comenzó a hablar de la Dieta Mediterránea. Todo empezó con un par de estudios científicos, que dejaron entrever que la alimentación típica de algunos países del sur de Europa es más sana.

Medio siglo después, aún se cree que la dieta mediterránea puede ayudar a tener una vida más saludable y larga. No obstante, algunos de los postulados de los estudios mencionados se han demostrado falsos, o como poco, sesgados e incompletos. 

Esto es, la Dieta Mediterránea es muy buena, pero no por las razones que se creía. Y muy importante, deberíamos ver a la Dieta Mediterránea más como un estilo de vida que como un régimen restrictivo.

Como muchos, yo intento seguirla: cereales integrales, poca carne roja, pescado, muchas verduras y frutas, y aceite de oliva. Por otra parte, no estoy completamente sano, aunque eso podría deberse a otros factores. 

Dieta mediterránea

No estoy muy seguro de que muchos españoles, italianos o griegos sigan la Dieta Mediterránea. En realidad, no estoy muy seguro de nada. Habría que preguntarse, 

¿Es la dieta mediterránea una panacea de salud, o se ha exagerado un poco?

Buenos días, tardes y noches querido fan de la gastronomía. Hoy tenemos un programa saludable, rico y filosófico, y es que hablamos de la Dieta Mediterránea, más que una dieta, una filosofía de vida. 

Cuando hablamos de Dieta Mediterránea nos referimos a hábitos alimenticios muy sanos, basados en el consumo de cereales integrales, verduras, frutas, pescado y marisco, poca carne roja, y grasas monoinsaturadas. Pero, ¿cuánta gente realmente sigue esa filosofía de vida?

Yo no lo sé, y por eso he querido hablar con alguien, que además de divulgador, es un experto en el tema como Jefe de Proyecto de varios estudios del Instituto Europeo de la Alimentación Mediterránea, mi colega Manuel Martínez Peinado. 

Quédate unos minutos con nosotros y aprenderemos juntos sobre alimentación sana, mitos y realidades. Soy Jesús García Barcala, y esto es, Por Amor a la Gastronomía.

Albaugh y Keys

En 1948, un investigador estadounidense, Leland G. Allbaugh, llevó a cabo un estudio sobre el desarrollo económico y social de los habitantes de Creta, la isla griega. En este estudio, Allbaugh incluyó un detallado examen de la dieta de los cretenses. 

En otro estudio, el también norteamericano Ancel Keys y su esposa, estudiaron la incidencia de enfermedades coronarias en varios países europeos y Japón, para compararla con la dieta de su propia nación, Estados Unidos. 

Los Keys creían que la alta incidencia de enfermedades del corazón en Estados Unidos tenía que ver con su estilo de vida, con su alimentación principalmente. 

Ancel y Margaret Keys

A principios de los años 70, El matrimonio Keys publicó el resultado de su investigación que llegó a conocerse como el Estudio de los Siete Países. 

En dicho trabajo, este experto en enfermedades coronarias y en los efectos nocivos del colesterol, estudió también los hábitos alimenticios de Estados Unidos, Japón, Finlandia, Italia, Grecia, Yugoslavia y los Países Bajos. 

Una de las conclusiones observadas fue que, en los países mediterráneos y Japón, la incidencia de enfermedades del corazón era menor. De ahí comenzaron a hablar del “estilo de vida mediterráneo”, y posteriormente de la “Dieta Mediterránea”. 

Los beneficios de la Dieta Mediterránea

Los investigadores no tardaron en darse cuenta de que, a pesar de que las naciones mediterráneas consumían grandes cantidades de grasas, la incidencia de enfermedades cardiovasculares era menor. 

Tampoco tardaron en darse cuenta de que, en esos países, la grasa más consumida era el aceite de oliva, rico en grasas monoinsaturadas, que reducen, y no aumentan, la incidencia de dichas enfermedades. 

Algo parecido concluyeron respecto a los pescados azules, ricos en aceites, pero también en los famosos ácidos grasos Omega 3, que también reducen los problemas del corazón. Lo mismo con el vino tinto, rico en antioxidantes. 

Pero como suele suceder, los datos de los científicos tardan mucho en colarse en la sociedad. No fue sino hasta los años 80, que se comenzó a hablar de la Dieta Mediterránea como una alternativa más saludable a las dietas altas en calorías y grasas poliinsaturadas, que, hay que decirlo, poca gente fuera de Estados Unidos, consumía. 

Los ingredientes

Cuando escuchamos hablar de la Dieta Mediterránea se incluyen cereales, verduras y frutas, pescados y mariscos, poca carne roja, frutos secos y aceite de oliva. Muchos estudios han confirmado los beneficios de esta dieta. Hasta ahí todo bien.

dieta mediterránea
Aceite, frutas y verduras, cereales y legumbres…

Pero hay algunas polémicas. 

Por ejemplo, el estudio de Allbaugh en Creta se llevó a cabo cuando la población vivía de raciones importadas para paliar las necesidades creadas por la Segunda Guerra Mundial. 

O sea, que en realidad los cretenses de la época no seguían una “dieta mediterránea”, sino una donada por otros países, principalmente Estados Unidos. 

En el caso de Keys, se le acusó de ignorar los datos de otros países, para moldear sus resultados hacia lo que él quería demostrar. Si Keys hubiese incluido los datos de todos los países, las conclusiones no hubiesen estado tan claras.

En cualquier caso, Ancel Keys se convirtió en un ferviente seguidor de la Dieta Mediterránea y vivió hasta los cien años. Ahí lo dejo. 

Por otra parte está la ironía de España. Ni durante los años de aquellos estudios, ni durante prácticamente todo el siglo XX, los españoles seguían la Dieta Mediterránea. Hasta los años setenta, la mayoría de los españoles se nutría principalmente de legumbres y cereales. Pan y lentejas.

Pocos españoles, y lo sé por mi padre, podían permitirse verduras y frutas, menos aún pescado y marisco, o carne. Además, en la segunda mitad del siglo XX, el aceite de oliva español era preferentemente exportado para adquirir las tan necesitadas divisas. Pocos españoles lo consumían, hasta los años 90.

La polémica

Lo curioso, es que los españoles de entonces ya disfrutaban de una de las expectativas de vida más altas del mundo y, al igual que nuestros vecinos mediterráneos, una baja incidencia de enfermedades coronarias.

Entonces, si sin la susodicha dieta, ya vivíamos más y mejor, ¿en realidad es la dieta lo que nos ayuda? Peor aún, estudios más recientes indican que el estilo de vida en el sur de Europa, en realidad no rebaja la incidencia de las temidas enfermedades coronarias, tanto como se creía. 

Yo creo en la Dieta Mediterránea. Tiene sentido y hay estudios que la apoyan como una alternativa saludable. Pero yo no soy nutricionista ni epidemiólogo, así que he preferido invitar a alguien que conoce el tema mucho mejor que yo. 

Un invitado especial

Si recuerdas, hace unas semanas tuvimos de invitado a Manuel León Béjar, para hablar sobre la alimentación de los romanos. A ese Manuel lo conocí a través del grupo de Divulgadores de la Historia al que ambos pertenecemos. 

Pero hay otro Manuel, también miembro de Divulgadores de la Historia, autor también de mucho material sobre los romanos, de dos novelas ya sobre el tema romano, que además es miembro del Instituto Europeo de la Alimentación Mediterránea. 

Manuel ha trabajado en proyectos tanto sanitarios como agroalimentarios y cuenta con una amplia experiencia a nivel nacional e internacional. 

Sin embargo, si por algo he querido hablar con él, es porque participó en el proyecto que llevó a la Dieta Mediterránea a ser adoptada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. 

Si alguien puede hablar de la Dieta Mediterránea, es Manuel Martínez Peinado, que hoy está aquí con nosotros. ¡Buenos días Manuel! (Entrevista sólo en audio)

  1. ¿Qué tan saludable es la DM?
  2. ¿En realidad la seguimos los europeos del sur, los españoles?¿estamos más sanos?
  3. Verduras, frutas y pescado se consumen en todo el mundo. ¿Deberíamos hablar entonces de la dieta del aceite de oliva?
  4. ¿Cómo surgió la idea de declarar a la DM como PCIH? ¿en qué nos ayuda?
  5. ¿Necesitamos más estudios para corroborar los beneficios? 

Y bueno, me ha quedado claro que la dieta mediterránea es más un estilo de vida que un régimen alimenticio. Intentaré seguirla mejor porque a cierta edad la salud se convierte en el activo más valioso, y pocas cosas hay mejores para prevenir la enfermedad que una buena alimentación. 

Agradecemos a Manuel Martínez Peinado y al Instituto Europeo de la Alimentación Mediterránea su ayuda, y recordemos su web, www.ieamed.es, donde encontraremos muchos recursos sobre el estilo de vida mediterráneo, incluyendo recetas. 

Como he dicho, me comprometo a crear una sección independiente sobre el tema en la web de Por Amor a la Gastronomía.com, sólo dame un par de semanas y la arrancamos. 

Pero solo no puedo, así que te pido tu colaboración con sugerencias y opiniones. 

¿Sigues tú la dieta Mediterránea? Cuéntanoslo en los comentarios. 

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Y yo volveré la próxima semana con otro interesantísimo programa. Soy Jesús García Barcala y esto es, Por Amor a la Gastronomía. 

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